Entre tristezas y frutraciones camino para adelante, tu recuerdo persistente me persigue, insiste en que no lo deje atrás. Siento tantas cosas mal, el trabajo que no encuentro, mi cuerpo que no cambia, mi ansiedad que no baja, y vos, sobre todo vos. Es la realidad que a cada instante quisiera un compañero de vida que me ayude a sostenerme cuando piense que aunque sea por pavadas me voy a caer, alguien que no juzgue lo que me duele y porque y solo me ayude por verme sonreír.
Hoy (real) me encontré caminado rápido del colectivo a casa, porque no aguantaba más, porque se me iban a caer las lágrimas. Se me hace tan difícil no odiarte cuando pienso como me fallaste. Porque crei en vos, esta vez había creído.
Pero es lo de menos, ya está, pasaste, te fuiste.
El duelo me cansa, no me deja ser como quiero, me mantiene a raya, aleja a todos de mi, como si todavía estuvieras al lado mío. Y mi sostén es un oso de peluche que aprieto como si le pasara todas mis penas y elijo pensar que en mi inconsciente no pesa que haya sido otro de tus mil regalos.
Otro de los mil que hoy se quedaron acá sin sentido. Pero este seguro que más que los demás.
No se, quiero estar bien.
Sabes que no me acuerdo de como me rio?
Sabes que en los colectivos práctico sonreír?
Sabes que es muy difícil arrancarte a alguien?
Lo que seguramente no sabes, es que si voy a poder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
ideas ajenas que capas servirán