Diferencias.

Y es que ya nada es lo mismo, y yo sabía, ya no es suficiente tu amor.
Nunca pretendi tener razón, estar con alguien que me diga todo que si, no me gustan de hecho las personas que no tienen sus propios ideales. Pero amo las personas que aún con ideales firmes saben abrir los ojos a las cosas positivas de los demás. Amo a las personas que se dan el lugar de ponerse en los zapatos de alguien más, amo a las personas que no pueden ser egoístas. Amo la libertad esa que viene con respeto incluído.
Amo la vida de cada uno, porque tantas veces no la vivi, respeto la felicidad de cada uno como tenga que ser. De lejos o de cerca, pero la respeto.
Pelotudo me parece la persona mala, dañina, el que se cree mejor que los demás.
Ni siquiera juzgo al que se está haciendo daño porque uno nunca sabe la realidad del otro y no hablo del status social, hablo de lo que no se ve, de lo que está en la cabeza, de lo que está en el alma.
Juzgar me parece de lo más deplorable, desear el mal inaceptable.
Una opinión puede parecer insignificante para muchos y puede lastimar a tantos otros.
Siempre, y no siempre acierto, ni tengo razón.
Pero siempre lo que digo de alguien más, dice más de mi, que del otro.
Hoy tus palabras te dejan a mil kilómetros de mi, de mis ideales, de mi respeto, de mi amor.
Y en todo lo que digo, lo que más me duele es que no te importe, porque si en algo pretendo influir es en mejorarte, nunca en cambiarte.