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25 jun 2018

Guerra de mundos

Eligió irse, si ya se, ya lo había hecho antes. Si ya se, hace días que se fue. Pero bueno, ya les dije un poco loca estoy, también un poco adicta y no solo un poco rota. Hace rato me siento rota sin exagerar, empecé a sentir que estaba rota cuando tenía ocho años, a los ocho años una persona que hoy elijo omitir de mi vida y que pierdo mucho por eso, pero que realmente necesito omitir. Me acusó de haberle robado, se imaginan acá la chorra de ocho años? Le había sacado un reloj según ella... Insistió, insistió, insistió, la persona que tenía que creer en mí no lo hizo, y un día en mi mente de ocho años llena de imaginación empecé a pensar que quizás sí lo había agarrado, que quizás me había levantado sonámbula a la noche y lo había agarrado aunque no me acordara. Un día lo dije, pensando que sería el fin, lejos de eso me persiguieron hasta que agarre un reloj de mamá y se lo di 'este no es'... Ese era el único que yo tenía, en mi imaginación ese era el que sonámbula había agarrado. Esa fue la primera vez que me acuerdo romperme.
De ahí en adelante empecé a aprender de a poco a asentir para evitarme el sermón, empecé a ir en contra de lo que me hacía bien a mí porque creía que le hacía bien a alguien más, me empecé a romper de a poquito sin darme cuenta. Cuando llegue a la adolescencia ya era una locura, ya tenía más muros de los que podía saltar, ya tenía más miedos de los que podía entender. Empecé otra vez a actuar en mi contra, tratando está vez de hacer feliz a los demas, de encajar, de no parecer tan rota. Solo me rompí un poco más. Seguí hasta sentirme sola, hasta quedarme sola. Yo amo a mi familia, muchísimo, pero por mucho tiempo cada uno tuvo su mundo, y el mío, mi planeta era el más alejado de todos, no llegaba el ruido de mi llanto, no llegaba la imagen de yo con 15 años totalmente borracha, no llegaba nada. Se veía el reflejo de lo que yo dejaba ver 'lo bueno'. Decai, decai, decai. Un día llegue al tope, y lo ví, ahí a lo lejos, una persona que había visto lo bueno y lo malo de mi, que me había amado y odiado. Me acerqué, lo agarre, me dió al mano y empezó a apretar, un abrazo, un beso, una caricia, silencios, un hombro, aprendimos juntos como cuidarme un poco más, me hizo amarme, sentí que ya no era solo esa persona rota, ya no era esa chica que no encajaba en ningún lado, solo con lo que era yo, con lo más genuino alcanzaba y sobraba. En fin, me enamoré de su mundo, ese que pareció tan distinto y lejano alguna vez y que de un día para el otro era mi mundo vecino, al que saltaba casi todos los días, visitaba a menudo y cuando no estaba ahí, lo estaba pensando.
Un día hubo una explosión salte a su mundo más que nunca y el en la explosión se fue muy lejos, quedé flotando en el aire. Sola otra vez, la explosión me rompió y creo que a él también. Muchos pedazos míos se quedaron en su mundo y muchos suyos en el mío. Las explosiones no cesaron, siempre me acercaron más y siempre lo alejaron más. Una guerra de dos mundos.
Una que peleó sola. Ya no hay explosiones, solo implosiones, una atrás de otra, cada día me rompo más. Volví a ser esa chica rota, que quiere encajar un rato. Y ahora que se cómo solo quiero eso, que me vuelvan a abrazar hasta juntarme, ser yo y nadie más y que baste y sobre. Volver a amar, volver a amar muy fuerte.

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