Salgo a vivir

Es duro decirme un hábito, un reflejo de dependencia, pero es lo que soy, al menos es lo que soy hoy para vos. La costumbre de soledad acompañada que tanto te gusta. Pero ahora atravesada por mil miedos que nunca rompes, por eso te mantenes lejos. Una dependencia de alguien que te ame sinceramente, que te acompañe y apoye. Como si tú conciencia para vos no fuera suficiente.
En algún punto estás jugando con alguien más. Jugando porque llenas de palabras que aunque se desgastan de a poco, dejan huella. Pero vos bien sabes que siendo yo la que habla, a esta altura del partido me guío por acciones y no palabras. Mil 'te amo' no hacen un abrazo. Nunca.
Entonces dejo de hablar de vos y hablo de mi. A mi que también me gusta tenerte en mi vida, pero que lo tomo como elección, no como necesidad.
Estoy yo que la soledad no me gusta salvo en tu compañía, la real, la de carne y hueso. Pero eso no es, vos no estás. Entonces elijo la otra parte de mi, que probablemente sea la mejor. La parte donde me gusta estar rodeada de gente, reírme, conocer lugares, acciones, personas, lo que sea, solo conocer.
Esa parte de mi que da luz, esa que vos querés para vos solo y por eso te pesa tanto la gente nueva en mi vida. Pero repito, yo no elijo estar sola, no elijo esperar, si elijo dejarte estar 'cerca' hasta que tus palabras ya de tan desgastadas dejen de tener sonido. Porque eso va a pasar, lo sé, y vos también los sabes. Sabes que en mi las palabras se las lleva el viento. Que las acciones valen todo, aunque las acciones también puedan mentir. Nunca nada es seguro, pero arriesgo. Siempre arriesgo.
Y hoy arriesgo a todo, incluso a vos y tus palabras, salgo a vivir.
Porque quien te dice que mañana sea tarde.