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10 sept 2017

Guerra

Esta vez como mil antes decidí, hice el intento de dejarlo ir.
Cuando lo digo me suena extraño, dejar ir a quien? Soltar a quien? Miro alrededor y hace mucho más que desde anoche que estoy sola... Me gustaría decir que suelto con el corazón, pero que hipócrita, no? No pude hacerlo en los últimos dos años, por que sería hoy de buenas a primeras?
Llevo tanto tiempo preparándome para esto, convenciendome de que es lo mejor para mí. Aunque al principio vaya a doler. Y el, sonriendo o con mala cara siempre me da la razón. Todas sus acciones, todas sus decisiones y más que nada todos sus silencios me dice 'andate'. Quizás el igual que yo no tiene el valor suficiente. Yo en el alma para soltarlo y el en su cabeza.
Por fuera a veces me veo bien, hasta el que era el que más me conocía cree que soy feliz, quizás ya no me conozca o quizás sea porque nunca tiene tiempo de mirarme a los ojos.
Por dentro llena de dudas, de inseguridades, de enojos. Tanto, tanta falta de paz en mi que siquiera aca, en mi escondite, en mi sin fin de palabras como cuchillos me siento libre. Todo me traba, todo genera dudas. Es que contra el amor, nadie, absolutamente nadie gana.
Por eso dicen que en el amor y en la guerra todo se vale. Porque el amor y la guerra son conceptos separados. La guerra puede destruir todo y el amor puede volverlo a levantar.
El, del que tanto sabe este diario, el llego al final de mi peor guerra, lo busque como mi mejor arma y resultó ser mi bandera de rendición, pero sobre todo de paz. El con su amor, levanto tantas pero tantos escombros. A abrazos volvió a juntar muchos de los pedazos que se habían caído o soltado. Y en algún punto de tanto abrazar pedazos alguno lo corto. En ese dolor, en ese dolor reinicio la guerra. Una guerra silenciosa, sin armas punzantes. Pero que destruyó igual que una bomba real bien desde adentro.
Y espere, espere y seguí esperando que sin miedo volviera a abrazarme aguantando que esos pedazos que el mismo rompió lo lastimaran un poco hasta que ya no. Pero como no tuvo el valor para soltarme cuando ya no me amo, no tuvo el valor para amarme cuando todavía estaba.
En fin después de todo eso, todo esto, después de todo, el amor gana. Porque en mi alma para el (aunque no pueda llenarlo) no hay espacio más que para amor. Y eso duele cual guerra.

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