Life’s what you make it, so let’s make it rock

22 feb 2016

Alejo

Y al final, no hay moralejas, ni empezadas, ni inconclusas, ni terminadas, no hay príncipe azul, ni gris, ni blanco, no hay princesa, ni bruja, ni sapo, al final, todo queda en nada, todo termina igual que como empezo, pero con una cuota de dolor, de desilusión, de cicatrices, de recuerdos, queda con algo que no se borra, pero pesa, y el tiempo dirá si se olvida o no. A esta altura del juego, porque al parecer de eso se trata, no quedan cartas por tirar, no quedan promesas por hacer, ni verdades, ni mentiras, queda sólo el amor y el dolor, y las dos cosas del mismo lado. Queda el recuerdo de quien te hizo volar por amor, por felicidad, por ilusión, por lo que fuera, pero volar. Quedan los espacios plagados de recuerdos, plagados de regalos, o recordatorios. Quedan todos los planes, los proyectos, las películas por ver, como una presencia constante que no deja olvidar que en algo fracasamos, fracase, fracasaste, quien sabe... Quiero pensar que si una vez pude romper una barrera, pude hacer fuerza y acercarme en vez de alejarme, también voy a poder sentir ese amor otra vez, quiero seguir pensando que todo se puede, que si es posible, y que es real amar y sentirse amado, aunque por ahora sienta que se rompe el corazón de sólo pensarlo. Creó que el tiempo hace que las cosas malas se olviden, aunque no estoy muy segura de que el tiempo tenga ese efecto sobre mi, pero tengo fe en eso, en que sirva y que no borre todo, pero que me enseñe a quedarme sólo con buenos recuerdos, que aunque siempre es más fácil pensar lo negativo, uno no puede ignorar la infinidad de sonrisas que soltó alguna vez. Y al final, aunque no hay más que mucho de lo que pienso, de lo que siento, de lo que anhelo y más, al final, se trata de vos, siempre se trató de vos. Eso soy yo.

Me enseñaste a no temblar hasta las lágrimas, no me voy a olvidar. Te amo, siempre.

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